Es cierto, no escribí ningún post…
Pude haber contado lo mega genial de ir a Improbroadway con tanto blogger y twittero, gracias a la insistencia de Chipotudo para que no nos diéramos luego de topes por dejar pasar la oportunidad de ir, pero no lo hice. (A propósito de ello, si no se leen en mi blogroll, avísenme que el domingo lo arreglaré) Pero regresemos al post de hoy…
Los días han sido lluviosos, nublados, fríos: bien chévere. No sé por qué pero me gusta: el sonido de la lluvia, los truenos y el silencio que provocan tras tocar tierra. La llovizna que cae empapando lentamente una ciudad tan ajetreada, en la que por momentos me pierdo.
Y son las 03:17 horas, sentado en mi cama, con una taza de chocolate…
En estos días, desde que escribí el último post han pasado tantas cosas de esas que, mi estimado lector, sé que le importan un reverendo cacahuate y mejor me las ahorro; no porque tenga un tema mejor para escribir, sino porque no creo que en verdad le interese malgastar su tiempo leyéndolas.
Pese a todo, heme aquí preocupado por olvidar por momentos mi blog. Y todavía de que olvido un blog, me apunto para escribir en otro: Testigos modestos, con una amiga: la señorita Almaráz, y aquí el primer post. Y tengo pendiente uno más que en cuanto esté, también se los avisaré.
Mientras tanto, les cuento que casi todo sigue como siempre: chévere. Y tal vez, y sólo tal vez… lo que ocurre es que me pongo meditativo con tanta lluvia y deprimido en este mes “patrio”. Pero ya habrá oportunidad, el martes, de postear acerca de por qué me deprime este mes.
Entre otras cosas, bonito aquello del combate a la pobreza, lástima que la desconfianza ante nuestro gobierno sea tan alta ( y por algo será ¿No?), genial cobertura mediática al disque secuestro de un avión por parte de un loco (o un poco más cuerdo que muchos) con un par de latas de jugos mexicanos… y el fervor de la muchedumbre , una vez más, en una patética demostración de nuestra mediocridad al festejar un partido de futbol.
Por lo pronto, han de saber que estoy alegre y contento de simplemente pensar en las ventanas de mi cuarto, y aún más feliz de tan sólo recordar que hay ventanas convencionales y aburridas de las cuales no vale la pena contar por ser transparentes entre otras características insulsas…
Así que…
¿Qué me cuentan ustedes, mis amables lectores, de las ventanas de su cuarto?
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