En la Realidad…

Post dedicado a mi má, que como bien dice:

¿Qué sería de la vida sin esos momentos?

Los embates de la Realidad, me temo, son muy crudos. Esto ya que en esta vida, existen dos tipos de realidades; la realidad en la que normalmente vivimos, y la Realidad que es por lo regular imperceptible a los ojos.

Y es que tal vez, y sólo tal vez, Antoine de Saint-Exupéry tenía razón al decir que lo esencial es invisible para los ojos. Empero, esto es cabaret; el coche siempre puede ser responsable de lo que ocurra o simplemente, todo esto es panqué (¿o no má?).

El viernes, como les avisé horas antes, fui al teatro bar “El Vicio” a ver a Regina Orozco, presentándose A-Go-Gó; un espectáculo que debutó el mismo día.

Valió la pena cada segundo que estuve ahí, desde que llegué y no encontraba a mi má y la señorita de la puerta me mal miraba por pasarme como sólo yo puedo valiéndome madre si ella pensaba que no había pagado o a bien trataba de imaginar que tanto pensaba yo.

Me tomé una chela con mi má mientras reíamos y nos carcajeábamos e inclusive nos desternillamos de la risa mientras Regina Orozco cantaba Caramelo y Chocolate, parodiando a Iris Chacón con la gracia que sólo ella guarda.

Claro está, la mejor parte ha sido cuando bajó del escenario y saludó de mano a todo el público; y cuando me saludó a mí, botada de la risa dijo que necesito amor y cariño y me abrazó.

Ella tan guapa y a tan A-Go-Gó al centro…

El sábado, fui a Puebla, cerca de Zacatlán de las manzanas, capital manzanera del bello del estado de Puebla; y a partir de ahí, este post comenzó a tomar forma. Y sí, ya sé que ultimadamente a ustedes les importa poco lo que os contaré, sin embargo, me parece digno de ser contado.

Mis únicos vecinos reales de donde está la casa de Puebla, es una señora que vive con sus dos hijos, Octavio y Jorge, a mitad de la nada. Y digo de la nada porque el pueblo, os juro que parece un pueblo fantasma. Ustedes podrían preguntarse ¿Y su padre?

Su padre no vive con ellos, puesto que para mantener a su familia, optó por irse a los yunaited a trabajar para mandarles dinero. Yo no lo sé de cierto, pero supongo que llegó allá de alguna manera poco convencional. Así, mandándoles dinero, lograron construir su casa donde aparte, cuidan gallinas y otros cuantos animales.

Cada vez que vamos, procuramos llevarles ropa, utensilios de cocina o cualquier otra cosa que en lugar de desecharlas porque consideramos en mi casa ya inútil; guardamos y llevamos hasta ellos que aceptan y agradecen.

Pues estando una vez allá, nos dispusimos a limpiar tanto la casa que paso paso se va construyendo, así como recortar la hierba que crece de manera acelerada; plantar cedros que mi pá eligió; mover un durazno de lugar…

En algún momento nos dimos cuenta que alguien había colocado piedras alrededor de las rosas que mi má había plantado meses atrás. Fue la má de Octavio y Jorge, ya que por las lluvias, la tierra se deslava y de no haber sido por las ellas, las rosas ya no es encontrarían ahí.

Jorge y Octavio más prestos que mi hermano y yo, ayudaron a limpiar, recoger, arreglar y todo cuanto se hizo. Hasta que corrieron porque la estufa de leña había sido prendida para preparar la comida para festejar que su pá los había visitado.

Regresaron al poco rato, mi pá les ofreció un mango a cada uno que les juro que disfrutaron más que cualquier fruta que yo haya comido en mi vida entera. Se despidieron poco antes de que partiéramos.

Pequeño video donde salen mis vecinitos que son la onda:

De regreso a la ciudad, el domingo voté. Acudí a mi casilla y tras revisar las boletas, de leer minuciosamente las listas plurinominales… anulé dos boletas y en la tercera, anoté el nombre del Dr. Mono como candidato no registrado al que yo decididamente apoyé.

He aquí mi boleta electoral que apoya al Dr. Mono…

No quise ver antes de las diez de la noche los periódicos en internet; escuchar las noticias en la radio ni sintonizar las coberturas especiales que las televisoras llevaban acabo.

Sin embargo, después revisé el PREP; hoy leí notas relacionadas con las elecciones, leí detenidamente algunas columnas… Y me sigue pareciendo que Antoine de Saint-Exupéry tenía razón.

Si tomamos el número de votantes empadronados que no acudieron a las urnas, y les sumamos los votos nulos que fueron depositados, más aquellos votos por candidatos no registrados… Resultará ser más de la mitad del padrón electoral.

Y eso, me temo, es un hecho contundente… a más de la mitad de la población votante, no le intereso apoyar a ningún partido político por diversas razones que podríamos dilucidar en demasiados posts.

No obstante, me parece más terrífico que como bien me decía hace rato Cool Acid, seguramente al 90%, no le interesa lo que he escrito en el párrafo anterior.

Así como no les interesa aquello que esté más alejado de las redes sociales como Facebook y su PetSociety, como no les interesa nada más allá de la relación post-comentarios, como no les interesa más que el número de amigos y cuántos comentarios tienen en su MySpace.

Me parece que algo no anda mal, sino terriblemente mal con los hombres (generalizando, porque diría seres humanos, pero la condición humana es cada vez más difícil de encontrar) en el que en lugar de utilizar la tecnología en pro de la manga del muerto y de la verga de ocho patas, esta sólo enajene y cada vez reduzca más la capacidad de pensamiento y reflexión de, no sólo nuestros vecinos, nuestros connacionales; sino de todos los habitantes de este planeta al que poco a poco, cual cuchillitos de palo, vamos jode y jode.

Alguien se ha preguntado ¿por qué los altos índices de violencia?, ¿por qué el aumento en el consumo de narcóticos?, ¿por qué todas y cada una de las crisis que nos azotan?

La realidad es que en nuestro país, no existe realmente una clase media, puesto que la mayoría es pobre y muchos son extremadamente pobres. La realidad dicta que los jóvenes cada vez se drogan más; que los medios de comunicación masiva presentan un panorama de extrema violencia.

Pero la Realidad se esconde tras estos hechos, burlándose a carcajadas de nosotros. Y en Realidad, creo que a muchos les importa un carajo.

Y yo me preguntó:

¿Somos felices Realmente?