lunes, 15 de septiembre de 2008

Del grito...

Pues hice berrinche, no me dejaron ir a Tepozotlán y punto.

Nada fuera de lo normal, el 15 de septiembre de este año. De cualquier manera no pensaba dar el grito porque... ¿Sería grito libre? ¿Grito cautivo?

El punto más que nada es, que sólo el 15 de septiembre nos acordamos que tenemos madre (patria). Los demás días, pues que chínguesu el deber ciudadano y… ¿Por qué no?

También ese día.

Me caga que la gente chupe en el Zócalo, en la vía pública y este día parezca que la ley todos podemos mandarla directito a la chingada nada más porque este día todos somos bien mexicanotes. No me cabe en la puta cabeza que sólo este día nos acordemos de nuestras raíces, y de lo que hemos vivido como nación para llegar al punto en el que estamos (que es desalentador).

Pero este año en particular, se me ha hecho una mentada de madre a nuestra historia. Me cae de madre que los pocos restos que quedan resguardados en el ángel de la independencia de nuestros héroes que nos dieron una patria, estarán que se los cargará la chingada nada más de ver cómo la gente celebra nuestra “Independencia” cuando no somos independientes; cuando vivimos una situación en la que entre nosotros mismos, los mexicanos, nos estamos como cuchillitos de palo nada más jodiendo la vida los unos a los otros. Seguramente los huesitos que quedan de hidalgo estarán que se revolcarán del pinche coraje que con justa razón le provocaremos.

En la mañana andaba con la Winehouse en el centro y también es una pendejada el mega dispositivo de seguridad que implementaron. Entre eso y los veinte mil gritos de independencia que darán hoy, la verdad lo único que me inspiran es un poco de pena ajena. Con qué puto derecho dicen que el zócalo es de unos, o de otros... No saldré con la misma pendejada que es de todos, no es de nadie y es un símbolo que nadie reconoce. Todos quieren salir a la de a huevo en la pinche foto nada más; armar pancho, drama y berrinche para dar nota y la neta... eso me da hueva.

Nuestra independencia está escrita con la sangre de nuestros héroes y la de muchos hombres y mujeres más que lucharon y murieron por una causa en la que creían. Hoy nosotros no creemos ni en el osito Bimbo.

Y como bien dicen… Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla.

En fin, cada quien y su pinche (in)conciencia.

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