domingo, 29 de marzo de 2009

No.

Y no. No es que haya yo llegado de una fiesta pitera en la que me la pasé chupando. No, no es que ande hasta mi madre ni mucho menos. Tampoco es que me haya provocado algo la hora del planeta que pese a que estuve en el zócalo, no me produjo esto. Mucho menos es que sean las cuatro y tantas de la mañana y tu estado sea no conectado.

Y es que estoy tan mal que ya me preguntaron que qué tengo y que si acaso estoy a por morir… me lo ha preguntado alguien que sabe cuando algo tengo.

Tal vez sea sólo eso que dicen los que dicen que saben (que ya no me interesa qué se sabe y que no)… Que sea la dolencia del amor, que no se cura, sino con la presencia y la figura.

Y es que tal vez tiene días que no te veo, tal vez extraño tus labios y que me mires; que me tengas entre tus brazos y me digas que te encanto, que me amas.

Pero algo sucedió que no te he visto.

Y es que también he de decirlo, me encontré con alguien. Y sé que da mucho más por mí que ninguna otra persona. Empero este post es para ti y no para esa persona. Y no logro entender porqué me da tanto miedo que me quieran.

No lo comprendo porque yo sé que quiero que me quieras. Sé que quiero estar junto a ti por mucho tiempo. Porque no tengo cómo saberlo pero son cosas que simplemente las sé. Porque no me interesa nadie más para decirle cuán estúpida es mi vida sin ti mas que tú.

Y ahora me siento tal vez como el ser más pendejo de este planeta. Tan frágil y tan imbécil por dedicarte cuántos párrafos… Pensando que estoy bien cuando sé que no lo estoy. Párrafos que si no te digo no los leerás. Y porque a final de cuentas sé que me quieres.

Tal vez sólo sea que me detuve en ese instante que tu recordarás, en el que me dijiste aquello que no quiero recordar. Y desde entonces no tiene sentido despertarme realmente porque sé que no me marcarás y si te marco no me dirás que ya quieres verme, que tienes unas ganas incontrolables por besarme.

Y es que no quería decirlo todavía. No quería derramar las lágrimas que en este momento corren por mis mejillas queriendo creer no tal vez debería derramarlas. En verdad, no quiero estar así, pero parece ser inevitable porque sé que te amo, (que con una chingada, te escucho decir que si de verdad […] ahí estaré) y que no a hoy estás ahí para mí.

Y es que eres polvo de estrella…

Inevitable, sí.

El precio que hay que pagar.

Porque de otra manera, si a Karina le recuerdo que el amor existe… a mí me hace pensar que el amor no está hecho para gente como yo.

Al rato, sí, post acerca de la Colecta Nacional de la Cruz Roja, que es más importante que mi estúpida vida amorosa.

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