domingo, 21 de diciembre de 2008

Andaba de parranda...

Así es mis estimados, cultos y conocedores lectores; no estaba muerto sino como bien lo dice el título de este post, andaba de fiesta en fiesta.

Y es que lo que pasa es que desde el sábado pasado que posté...

El martes como ya sabían ustedes, hubo posa-pe-da-reunión-intento-de-fiesta en mi casa. Y pues para qué s elos cuento yo si puede ir corriendo a leer el post que Daniel "El Raro" San escribió acerca de ello. (Porque aunque usted no lo crea señor, señora; Daniel "El Raro" San sigue posteando)

El viernes me invitaron... o bueno algo así... en un post próximamente explicaré a detalle nada más que tenga las fotos que quiero presumirles; a la fiesta por el noveno aniversario de Milenio, en el Fiesta Americana de Reforma. Esperen el post porque estará bien bueno...

Y hoy, o más bien ayer sábado, fue la fiesta de mi prima, Fernanda; que cumplió 15 años. Estuvo bien chévere la fiesta, porque siendo sinceros me ahorré la misa que ofició mi tío... es que se nos hizo tarde a mi má y a mí en el centro y pues qué fiaca llegar a misa aburrida con el mismo cura que ya nos corrió de la iglesia una vez.

Se han de estar preguntando... ¿Por qué chévere si los 15 años por lo regular son un horror donde todos acaban hasta su madre y hay pleito; el padre de la quinceañera habla borracho y todo el mundo está de criticón?

Pues porque simple y sencillamente se ahorraron la parte de los briagos, asignaron sólo una botella por mesa (que la verdad fue una mentada de madre porque se supone que era tequila almendrado que más bien sabía a amaretto hecho por las monjas que mi tío conoce). Aparte, la familia pues sí es criticona pero del lado de familia que me toca pues no había mucha familia, y los que estaban nos caemos re bien.

Lo mejor: La bailada de mi tía Olimpia (la má de la quinceañera) que nos hacía morir de la risa... Que la mesa en donde estaba (con mis pás, mi hermano, abuelos y tíos) era la más desmadrosa de la fiesta... Y las risas por los comentarios que nos echamos entre mesas con los papás de la quinceañera, sus abuelos y sus tíos (porque resulta, que mi prima no es hija de las hermanas de mi má, sino de una de sus primas).

Lo peor: El vestido rojo de una de mis tías... el chavo que hablaba y hablaba en el micrófono que más bien parecía sonidero, al que mi tía estuvo a dos de irle a partir su archi-requete-re-contra-pinche madre... y el tequila almendrado-amaretto que dieron... ¡Y ya!

¡Chingada madre! Así se hacen los 15 años...

En buena nueva... Me voy a Torreón, o es lo más seguro a pasar el año nuevo con mi tía Queña.

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