El hombre no es una isla, es un continente, por eso cuando alguien muere, algo muere dentro de ti, por eso cuando doblen las campanas, no preguntes por quién doblan... doblan por ti.
Memo falleció el viernes en la noche, o sábado en la madrugada.
Hoy estoy hecho un mar de lágrimas, porque su silla en el café está vacía.
Su nombre era Guillermo Aurelio Gadda Sosa, nació en el año de 1945 en Xalapa y yo nunca lo supe. Por ende, no sabía que tenía 64 años... Sabía que era pintor y alguna vez vi su obra; nunca supe el nombre de su madre, si tenía hermanos o cuánto ganaba por un cuadro. Nunca le pregunté cómo era que pagaba sus cuentas.
Y lo cierto es que yo no sé nada de su vida. Sólo sé que fue mi amigo... fue mi amigo que todas las tardes pasaba al café y pedía un café cubano. Era él, el que tenía una historia que contar y horas para escucharte. El que siempre se mostró interesado por lo que hicieras, te aconteciese o le contases.
Fue él, quien viajó por el mundo haciendo lo que le gustaba, quien siempre estaba alegre porque así él lo había decidido. Quién no se dejó vencer pese a tener una pierna lastimada por la razón que desconozco.
Fue él quien a muchos nos inspiró a comernos al mundo, al paso que debemos, no todo de un madrazo. Nos hizo mirar el mundo con otra perspectiva... Nos enseño a arriesgarlo todo y creer en lo que hacemos, pensamos, imaginamos, creamos...
Y lloro a cada párrafo que escribo y recapacito y corrijo... Porque como reza la frase al principio de este post... las campanas también doblan por mí. Por la tristeza que embarga a mi corazón, a mi alma y mi cuerpo expresa en cada lágrima que corre por mi mejilla.
Porque extrañaré a Memo, porque personas de su calidad humana creo que podría contarlos. Por lo que me enseño y me dejó... Por lo que me contó y lo que me aconsejó... Por las dudas que me dejó y las que me resolvió.
Porque en esa silla no se volverá a sentar, pero siempre estará ahí, en ese lugar que se ganó en nuestros corazones...
Nunca lo sabremos realmente.
Hoy estoy hecho un mar de lágrimas, porque su silla en el café está vacía.
Su nombre era Guillermo Aurelio Gadda Sosa, nació en el año de 1945 en Xalapa y yo nunca lo supe. Por ende, no sabía que tenía 64 años... Sabía que era pintor y alguna vez vi su obra; nunca supe el nombre de su madre, si tenía hermanos o cuánto ganaba por un cuadro. Nunca le pregunté cómo era que pagaba sus cuentas.
Y lo cierto es que yo no sé nada de su vida. Sólo sé que fue mi amigo... fue mi amigo que todas las tardes pasaba al café y pedía un café cubano. Era él, el que tenía una historia que contar y horas para escucharte. El que siempre se mostró interesado por lo que hicieras, te aconteciese o le contases.
Fue él, quien viajó por el mundo haciendo lo que le gustaba, quien siempre estaba alegre porque así él lo había decidido. Quién no se dejó vencer pese a tener una pierna lastimada por la razón que desconozco.
Fue él quien a muchos nos inspiró a comernos al mundo, al paso que debemos, no todo de un madrazo. Nos hizo mirar el mundo con otra perspectiva... Nos enseño a arriesgarlo todo y creer en lo que hacemos, pensamos, imaginamos, creamos...
Y lloro a cada párrafo que escribo y recapacito y corrijo... Porque como reza la frase al principio de este post... las campanas también doblan por mí. Por la tristeza que embarga a mi corazón, a mi alma y mi cuerpo expresa en cada lágrima que corre por mi mejilla.
Porque extrañaré a Memo, porque personas de su calidad humana creo que podría contarlos. Por lo que me enseño y me dejó... Por lo que me contó y lo que me aconsejó... Por las dudas que me dejó y las que me resolvió.
Porque en esa silla no se volverá a sentar, pero siempre estará ahí, en ese lugar que se ganó en nuestros corazones...
Gracias Memo...
María Madre de Gracia y Madre de Misericordia, en la vida y en la muerte, ampáralo Gran Señora...
Si por tu sangre preciosa, Jesús, lo habeís redimido... Que lo perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Dale Señor el descanso eterno, y que luzca para el la luz perpetua...
Requiescatem in pace...
Si por tu sangre preciosa, Jesús, lo habeís redimido... Que lo perdones te pido por tu pasión dolorosa.
Dale Señor el descanso eterno, y que luzca para el la luz perpetua...
Requiescatem in pace...
Amén.
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